Vivimos en una cultura que aplaude lo positivo, lo fuerte, lo exitoso… y que rápidamente esconde o minimiza lo que incomoda. Pero lo que negamos, nos gobierna en silencio. Las emociones no expresadas, los pensamientos rechazados, los aspectos que no encajan en nuestro ideal de "yo perfecta"… también forman parte de quienes somos.
Carl Jung decía: “Aquello a lo que te resistes, persiste. Lo que aceptás, se transforma.” Integrar nuestras sombras es un acto de madurez espiritual. Significa mirarlas con amor, con honestidad, sin pretender cambiarlas de inmediato.
Esta semana te propongo hacer un ejercicio distinto: en vez de querer “sanar” algo tuyo, simplemente sentate a escucharlo. Dale lugar. Nombralo.
Dedicá un rato a escribir una carta interna a esa parte que solés esconder. La que se siente insuficiente, la que envidia, la que sabotea, la que no puede más.
La sanación comienza por el permiso de ser completas, no perfectas.
Cariños, Marian
Todo lo que sos, te pertenece. Y es digno de amor.Inspirado en: Carl Jung, Terapia Gestalt, enfoque de polaridades, acompañamiento humanista y constelaciones familiares.