A diario tomamos decisiones. Algunas pequeñas, otras más importantes. Pero todas ellas configuran nuestra realidad. Lo que a veces no vemos, es desde dónde estamos eligiendo. Muchas veces creemos que decidimos libremente, pero si observamos más profundamente, veremos que estamos repitiendo. Repetimos modos de vincularnos, formas de actuar, patrones de reacción que tienen más que ver con nuestras heridas que con nuestra voluntad.
En palabras de Bert Hellinger, “el amor ciego nos ata al destino”. Y ese amor ciego muchas veces también se presenta en nuestras decisiones inconscientes: elegimos por lealtad, por miedo, por necesidad de pertenecer. Volver a elegir desde la abundancia no es sólo pensar en dinero o éxito. Es volver al centro interno que sabe que no necesita mendigar valor, atención ni amor. Elegir desde la abundancia es elegir desde la presencia, desde el alma adulta, desde la conciencia de que ya somos suficientes. Es elegir desde la conexión con la vida, no desde la defensa contra el dolor. Joan Garriga habla de “las buenas decisiones” como aquellas que nos conectan con nuestro movimiento de vida. Esas que, aunque nos den miedo, nos expanden. Que honran lo que fue, pero no nos mantienen prisioneras del pasado.
Esta semana, te invito a preguntarte con honestidad:
¿Desde dónde estoy tomando mis decisiones hoy? ¿Desde el miedo o desde el deseo verdadero? ¿Desde mi niña herida o desde mi adulta disponible? ¿Desde la escasez o desde la posibilidad?Y a elegirte. Con todo lo que eso implique. Porque elegirte a vos misma también es una forma de elegir la vida.
Con Cariño, Mariana
Inspirado en: Bert Hellinger, Joan Garriga, “El buen amor en la pareja”, “Órdenes del amor”, prácticas de constelaciones familiares y enfoque Gestalt integrativo.